Por ejemplo, trajo al tapete el hecho de que la madre ya había perdido la patria potestad sobre la criatura, por denuncias de maltratos que infligía a la peqyeña (golpizas y abandonos).
El dato sorprendente del hecho, es que la hermana que asumió el tutelaje solo cuenta con 13 años, y desde los 12 fue “entregada” por la madre, para vivir en concubinato con un hombre de 30 años, ahora sospechoso de tener participación en la trama que terminó en brutal crimen.
De cómo pudo responsabilizarse del tutelaje legal a una niña de 12 años, que de hecho fue víctima de estupro, hasta ahora nadie puede dar una respuesta ajustada a la razón. Una víctima de abuso tutelando a su hermanita, víctima a su vez de abuso y asesinato, es el tema que ahora se cuestiona a entidades que deberían haber abordado la gravedad del escenario en el que vivía la beba de 3 años a la que mataron con saña.
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