El dato cobra relevancia en medio de la actual coyuntura de disparada de precios de la canasta básica y el pedido de reajuste del salario mínimo que piden las centrales obreras del salario mínimo, hoy estipulado en G. 2.289.546; es decir, muy por debajo de lo que necesita una familia para llevar una vida digna.
Ayer, la idea de reajustar el mínimo ganó protagonismo después de que desde el Ministerio del Trabajo informaran que se solicitó al Banco Central del Paraguay (BCP) un reporte para que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos -integrada por autoridades públicas y gremios privados, representados por clase obrera y patronal- analice una eventual suba.
Este reporte daría a conocer el índice de inflación de este mes de marzo, con lo que se estaría sobrepasando los dos dígitos, dado el nuevo reajuste de precios de combustibles aplicado por el sector privado desde ayer lunes. Actualmente, la inflación interanual se ubica en 9,3 %, pero los combustibles y alimentos subieron entre 50 y 40 % en el último año.
Los trabajadores piden un reajuste del 30 % (unos G. 550.000), mientras que desde el Gobierno se habla de un poco más de G. 200.000 mil, de modo a redondear el nuevo mínimo en G. 2,5 millones.
El empresariado ya alertó que no está en condiciones de absorber una eventual suba, atendiendo a que los negocios y la propia economía se encuentran estancados, con caída de ventas incluso. Por su parte, el sector obrero hace hincapié en la pérdida de poder adquisitivo del paraguayo y el aumento de la pobreza con una inflación galopante.
Ambos argumentos son válidos. A su vez, economistas de la vieja escuela señalan que es muy bajo el porcentaje de personas que ganan el mínimo legal y que un incremento traerá aún más inflación.
Fuente: El Nacional
