Los afectados, con edades comprendidas entre 28 y 39 años, presentaron síntomas como tos, mareos y dolor de garganta, lo que llevó a su ingreso de urgencia en el Hospital del IPS en Benjamín Aceval. Aunque el informe inicial sugirió una fuga de amoníaco, el comisario Dauro Rojas aclaró que, en realidad, se trató de una pérdida de aceite de uno de los compresores, que generó un olor que afectó a los trabajadores. A pesar de este malentendido, el incidente no es aislado; en mayo, ocho empleados también fueron hospitalizados por una situación similar en el mismo frigorífico.
El amoníaco, utilizado comúnmente en sistemas de refrigeración, es un agente corrosivo que puede causar daños severos a la salud. La exposición a este gas puede dar lugar a graves problemas respiratorios, irritaciones en la piel y ojos, y otros síntomas preocupantes. La Organización Mundial de la Salud advierte sobre los riesgos asociados a su fuga y sobre la necesidad de contar con protocolos estrictos que minimicen el riesgo para los trabajadores.
La recurrente aparición de incidentes relacionados con la fuga de amoníaco en instalaciones industriales resalta una preocupación persistente: la efectividad de las medidas de seguridad y la capacitación de los empleados. Las empresas deben priorizar la implementación de procesos de seguridad más rigurosos y una formación adecuada para sus trabajadores, asegurando así un ambiente laboral seguro y saludable.
En conclusión, el episodio en el frigorífico Neuland no solo pone de manifiesto los riesgos inherentes al manejo de amoníaco, sino también la necesidad urgente de revisar y reforzar las normas de seguridad en el sector industrial. Es imperativo que se tomen acciones correctivas para evitar que tales incidentes se repitan y se ponga en peligro la salud de los trabajadores.
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