El partido fue emocionante desde el inicio, con ambos equipos mostrando un juego dinámico y lleno de talento individual. La intensidad se mantuvo a lo largo del encuentro, con momentos en los que parecía que uno u otro equipo se llevaría la victoria.
A falta de poco más de 3 minutos para el final, Colombia lideraba 3-2, pero un tiro libre sin barrera de Paraguay les permitió empatar a través de un penal. Con apenas un minuto por jugar, Colombia anotó el 4-3, pero un penal a favor de Paraguay tras un contraataque generó una situación inesperada. Antes de que se ejecutara el penal, los jugadores colombianos abandonaron la cancha, lo que parecía otorgar la victoria a Paraguay.
La confusión y el caos se apoderaron del polideportivo cuando los dirigentes de la AMF y los representantes de ambos equipos entraron en discusiones y enfrentamientos. Tras 30 minutos de incertidumbre, los jugadores colombianos regresaron al campo y el partido prosiguió. El resultado final en tiempo reglamentario fue un sorprendente empate 4-4.
En la prórroga, Colombia demostró su determinación al marcar dos goles en los primeros 53 segundos, asegurando así la victoria por 6-4 y proclamándose campeones mundiales en una de las definiciones más peculiares y controvertidas de la historia del deporte.
Este inolvidable partido demostró la pasión, la intensidad y la imprevisibilidad que hacen del fútbol de salón un deporte apasionante. A pesar de la polémica y la confusión, los equipos exhibieron un gran nivel de juego y mostraron al mundo la emoción y la competitividad que caracterizan a este deporte. La final entre Paraguay y Colombia será recordada como una de las más memorables en la historia del Campeonato Mundial de Fútbol de Salón C17.
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