El comisario Ignacio Muñoz, director de la Policía de Amambay, fue quien confirmó los hallazgos durante una entrevista. Se identificó un dispositivo explosivo elaborado por los reclusos, que consistía en un frasco de perfume modificado para asemejarse a una granada. Este artefacto contenía fósforos, vainas, clavos y otros materiales que facilitarían su detonación, y fue desactivado por especialistas en explosivos. Además, se encontraron varios dispositivos móviles y un peculiar guante construido con varillas de hierro que podría haber sido utilizado como arma.
El impacto de la requisa fue significativo, ya que nueve internos fueron trasladados a otras penitenciarías en respuesta a su implicación en la trama de fuga. Entre los reclusos trasladados se encontraban miembros del grupo criminal Primer Comando da Capital (PCC), lo que sugiere que la organización criminal podría estar detrás de los intentos de escape.
Este incidente resalta los retos que enfrentan las autoridades penitenciarias en Paraguay, donde las condiciones en las cárceles a menudo permiten la creación de armas y explosivos caseros. Las requisas periódicas son fundamentales no solo para mantener el control dentro de las prisiones, sino también para prevenir posibles fugas que afectarían la seguridad pública.
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