Se puso al frente de su propia emisora, con un estilo desconocido de hacer radio. Desconocido, para la región, pero con la particularidad, que no todas las 17 horas de transmisión, estarían cubiertas por periodismo neto
Los dos programas periodísticos de bandera, eran en los horarios centrales de la emisora. Y en los otros espacios, mantenía con programas de misceláneas musicales.
Esto en los primeros años el local propio de la radio, quedaba lejos del centro de Pedro Juan. El barrio en formación, no tenía más de 20 casas, la enorme antena era como un lunar en medio del barrio rodeado de arroyos. Y en la pequeña emisora, el mayor espacio lo ocupaba el transmisor
Santiago, construyó un corredor hacia el fondo de la radio, un pequeño tinglado donde se reunía con grupos de amigos los martes y los jueves. Los martes se cenaba fideo al ajo con aceite de olivos ( menú Libanes, lo llamaba Santiago) Los miércoles se reunía con su grupo de teatro, que él dirigía. y los jueves acangue yvyguy!
El cantaba, acompañado de grandes requintistas y arpistas, músicas de Maneco Galeano y el grupo de amigos estaba compuesto, desde sacerdotes, deportistas, artistas, médicos e, ingenieros y entre guitarras, arpas y acordeones el grupo Skuby, ensayaba con bombos, cajas y panderetas, el pegajoso ritmo carioca.
Los viernes, eran los únicos días que usaba traje, para reunirse con el Rotary club. A Santiago no se lo veía por la ciudad, la ciudad iba junto a él
Y solía decir como glosa de corte:
“¿por qué escuchar radio, si puede escuchar Mburucuyá?”
POR VICTOR VALDÉS
