Cuando no se toma una postura contra la corrupción, tácitamente se la está apoyando. Ser patriota es oponerse a la corrupción, mismo que se conozca el imperio de la impunidad.
El mal peor es callarse, solaparlo, mismo y a sabiendas de los poderosos que son los corruptos y que denunciar seria condenarse a una muerte civil. Pues, y con pena lo digo y con conocimiento de causa, los deshonestos manejan los estamentos en que pueda y debería ser juzgados.
La corrupción y el corrupto no deben ser disculpados, no deben ser perdonados y si deben ser combatidos, castigados, condenados. De lo contrario queda en la impunidad. El miedo arruga el alma y envalentona al corrupto que nunca jamás va a parar de robar si es que el pueblo no se les opone, no les denuncia, no les castiga.
El corrupto es un ser inescrupuloso, insensible, que se vanagloria de sus actos y hechos sucios. El ciudadano honesto y de bien debe perseguir, atacar a la maldita y asquerosa corrupción que deja consecuencias como la injusticia, la miseria, el hambre, el servilismo y la muerte.
Si no se enfrenta, si no se lucha, si no se pelea para acabar con la corrupción, con la podredumbre, se puede terminar formando parte de ella.
A manera de ilustración señalamos algunos hechos que se consideran de corrupción:
Hoy día la corrupción a nivel local y nacional se constituye en uno de los mayores azotes del pueblo trabajador honesto y digno. El daño moral y económico que produce la corrupción es tremendo. Los ciudadanos deberíamos ser protagonistas directos, controladores directos y todos debemos tener el derecho a acceder a las informaciones en instituciones como la Municipalidad, la Gobernación, en Copaco, Ande, Essap, Aduana, Puertos, hasta en las universidades públicas en donde más daño aun causa la corrupción, sea en la forma de cobros indebidos de aranceles, sea por firmar (catedráticos, directivos y funcionarios) los libros de asistencia y no asistir a clases, sea no desarrollar todos los contenidos programáticos, sea practicando el nepotismo (EVIDENTE Y VERIFICABLE) sea acaparando horas cátedras, sea favoreciendo al amigo o al servil en desmedro de quienes tienen valores y méritos, sea que el catedrático carezca de capacidad y conocimiento para enseñar (hay muchísimos masters acartonados, así como licenciados acartonados), sea marcando la Entrada a la institución y enseguida ir a prestar servicios en otras instituciones, a la misma hora en que debería estar desarrollando clases en la universidad pública.
También se configura como corrupción cuando un docente de una institución siendo encargado de una materia (ejemplo Matemática) induce, obliga a sus mismos alumnos a concurrir en sus residencias y proveerles de clases particulares. Una bofetada a la ética y caldo de cultivo para más corrupción. Y esto se sucede ante la pasiva mirada de directivos que se tornan cómplices de estos corruptos docentes y prolongan la mediocridad del estudiante paraguayo.
El acoso por parte de profesores a sus alumnos es un acto abominable. Y debe ser denunciado. No lo denuncian por la marcada impunidad que se da en la sociedad y por el miedo que les causa las amenazas de estos indeseables profesores asentidos por sus jefes.
La corrupción​ mina el desarrollo económico ya que genera ineficiencia y distorsiones considerables. La corrupción también genera distorsiones en el sector público al desviarse inversiones públicas a proyectos de capital en los que los sobornos y mordidas son más abundantes.
La corrupción lastima y contribuye a ahondar más la desigualdad entre pobres y ricos. Es el elemento vertebral de una sociedad desigual, con pobreza y sin oportunidades. Ver una injusticia y no hacer nada es no tener valor
“La injusticia es humana, pero más humana es la lucha contra la injusticia”.
#Pedro Juan Digital
