História : La paradoja entre el discurso patriótico y el reclutamiento de mercenarios
29/08/2022 / História / Visitas: 5628
En el archivo de Mitre existe una copiosa correspondencia que pone de relieve el protagonismo de este militar argentino en la organización y ejecución de los preparativos bélicos para la guerra contra el Paraguay, entre ellos la contratación de mercenarios europeos. Un somero análisis del contraste entre esta práctica y la retórica nacionalista.

Las cartas del diplomático argentino en Francia Hilario Ascasubi destinadas al presidente Bartolomé Mitre revelan la contratación de numerosos soldados mercenarios europeos para pelear contra el Paraguay, un hecho conocido pero poco mencionado y menos aún profundizado en la historiografía de la región.

Algunos de los fragmentos rescatados son reveladores respecto a esta práctica: “Al fin el Gobierno Nacional ha celebrado un contrato por 500 nuevos enrolados, que llevará de Italia el señor Calvari, a precios más ventajosos...

Sucesivamente, seguirán saliendo sin interrupción las expediciones de buenos soldados... Sin embargo, mi General, aunque yo falte de Francia, si V. E. precisase soldados y quisiere tomarlos en los términos que le ofrecí…”.

 

DICOTOMÍA

La enorme trascendencia del general Mitre para la historia del Paraguay es una de las pocas facetas de la historia regional decimonónica en que indudablemente están de acuerdo los historiadores de las distintas corrientes e interpretaciones históricas. Algunos para satanizarlo y otros para endiosarlo. En sus cartas confidenciales quedan ejemplos del porqué de esta dicotomía.

El papel que le correspondió desempeñar desde la caída del presidente argentino Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros (1852) hasta la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), que es el periodo que directamente compete a la historia paraguaya, fue decisivo. No solo fue el primer comandante general de las Fuerzas Aliadas, sino que tuvo un principalísimo papel en el reclutamiento y disciplinamiento militar de la población rural de Buenos Aires para consolidar unas fuerzas armadas nacionales acorde con los planes hegemónicos en proceso.

Pero no solo tuvo protagonismo en el campo militar. Sus aportes como estratega para derrotar a Rosas, así como la concreción de la Triple Alianza de Brasil, Uruguay y Argentina contra el Paraguay, o liderando el Partido Unitario de Buenos Aires, muestran la faceta de gran liderazgo y profundo conocimiento de los hombres de su tiempo. Cuando se tiene la posibilidad de visitar la Casa Mitre, en pleno centro de Buenos Aires, con su fantástico archivo y gran biblioteca, uno no puede dejar de adjudicar a Mitre la batuta que manejó los destinos de la región en esos terribles años para el Paraguay.

En ese archivo se encuentran numerosísimas cartas personales de Mitre y otras dirigidas a él. Cartas que intercambian informes, análisis y pareceres sobre el momento político y militar de la región. En ellas se puede ver al Mitre manipulador, negociador, gestor. En las cartas define sus prioridades y se menciona constantemente el caso de los soldados mercenarios contratados en Europa.

Se tienen permanentes referencias a la necesidad de solucionar el problema del reclutamiento para el ejército que, como lo escribió el brillante historiador argentino Juan Carlos Garavaglia, fue una de las causas principales para el uso de mercenarios en la Guerra de la Triple Alianza.

Hilario Ascasubi.
Hilario Ascasubi.

RECLUTAMIENTO

Desde que Mitre asume el gobierno de Buenos Aires, luego de la caída de Rosas, endurece las disposiciones para reclutar a jóvenes para el ejército y perseguir a los que ayudan a desertores. En la carta que le dirige a Mitre el político y militar Pastor Obligado en 1856, se refiere a los que “abriguen u oculten a los desertores”, solicitando en el decreto que los castigue con fuertes multas y que la multa quede mitad para el ejército y la otra mitad para el denunciante.

Mitre había enviado a dos importantes agentes y fuertes amigos personales a Europa en la delicada misión de contratar soldados mercenarios: el intelectual y militar Hilario Ascasubi y el empresario y miembro de una tradicional familia bonaerense Rufino Varela. Cumplieron sus tareas en distintos países de Europa, firmando contratos con más de 2.000 mercenarios. En sus cartas confidenciales aparecen numerosos detalles del real negocio que representaban estas contrataciones, incluso las disputas e intrigas entre esos agentes para atribuirse mejores gestiones.

El diplomático Ascasubi comenta la participación como financista del poderoso empresario argentino Ambrosio Lezica, detallando el apoyo financiero al inicio de sus delicadas gestiones. Lezica es conocido por haber sobornado al comandante de la flota de la Confederación Argentina, el norteamericano John H. Coe, que tenía bloqueado el puerto de Buenos Aires, y por ser el mayor proveedor del ejército aliado en la Guerra de la Triple Alianza, lo que significó un fenomenal aumento de su ya inmensa fortuna.

Ilustración de un mercenario del siglo XIX.
Ilustración de un mercenario del siglo XIX.

“PAZ”

En 1860 había un periodo de presumida paz entre la Confederación Argentina y la Gobernación de Buenos Aires, lideradas por Urquiza y Mitre, respectivamente. Ese año Mitre invita a Ascasubi a las conferencias con Urquiza para posteriormente enviarlo a Europa para su importante misión. Claro que en las cartas intercambiadas con Urquiza todo eran promesas de lealtad y profundo respeto por el liderazgo nacional del líder entrerriano.

Mitre anuncia a Urquiza que “...me acompaña el comandante D. Hilario Ascasubi, que ha hecho más agradable nuestro viaje”, transmitiendo una cándida actitud, cuando en realidad ya estaban preparando y fortaleciendo su ejército, que protagonizaría la decisiva batalla de Pavón entre estos dos líderes argentinos.

Justamente Urquiza empieza a desconfiar de las reales intenciones de Mitre de querer fortalecer la paz nacional y alza su reclamo a este ante los rumores de contratación de mercenarios. “Se me ha dicho que se esperan soldados extranjeros, …pero no soy de los que se alarman de eso”, escribe el entrerriano al tener noticias ciertas de la contratación de mercenarios suizos.

A esto Mitre, al quedar en evidencia el conocimiento de la Confederación de la misión europea, contesta reconociendo el hecho, pero minimizándolo: “…Ahora le ha de hablar a usted de los soldados extranjeros, que usted hace referencia… No puede alarmarme sino como síntoma de que se trata de armarse mil o dos mil suizos que no pueden asustar”. Estos eran los soldados mercenarios que estaban reclutando Ascasubi y Varela.

De las contrataciones de los mercenarios suizos quedó el testimonio de uno de ellos en un pequeño libro, “Un suizo en la guerra del Paraguay”, escrito por Ulrich Lopacher, un mercenario aventurero que fue “enganchado” en Marsella, Francia. Según este testimonio, incluso fueron engañados, pues lo contrataron como colono y al final termina alistado en la “Legión Extranjera” que actuaba en el ejército argentino.

Ante los constantes problemas y reclamos de los mercenarios, Ascasubi respondía a Mitre: “Con soldados que yo envío se les cumpla exactamente con las ofertas que llevan escritas al respaldo de sus obligaciones de enganches y absolutamente nada más, porque ninguna otra cosa se les ha ofrecido”.

Culpaba de estos reclamos a las conspiraciones de sus enemigos políticos. Estos reclamos no eran solo de los enganchados europeos, sino del propio canciller argentino Rufino de Elizalde y del propio empresario Varela.

En las cartas desde Europa se dan detalles de las fechas, la cantidad de mercenarios, dónde se embarcan, en qué buques e incluso se habla del costo de cada soldado mercenario enganchado para el gobierno argentino. Estos detalles los dan también los representantes oficiales de la Embajada argentina, sobre todo la de París, a cargo de Mariano Balcarce, quien era además médico del general San Martín y su yerno.

Así también, son abundantes las descripciones sobre las dificultades en contratar mercenarios a raíz de eventos como la guerra civil en los Estados Unidos, rebelión de Polonia, etc., eventos que acaparaban los soldados mercenarios.

Sobre eso Ascasubi escribe: “Se encuentran enganchadores de toda clase de gente y a todo precio… Aquí está el agente de una compañía norteamericana que destina un capital de 5 millones de francos para llevar inmigrantes solteros a trabajar en los Estados Unidos, en la agricultura (del fusil digo yo)”.

-------Claro que la práctica de contratar mercenarios en Europa no era nueva en el historial de Mitre. Ya desde la década de 1850 había contratado a mercenarios extranjeros, pero no siempre fue una buena experiencia. Un ejemplo de los malos resultados lo dice la carta de Julián Murga, comandante de Patagones, donde solicita su baja del ejército, fundamentando su solicitud en que “no tiene sino unos legionarios extranjeros que ni trotar saben”.

El embajador argentino Balcarce en sus cartas-informes a Mitre, en abril de 1865, después de los informes pertinentes y de dar detalle de la contratación de mercenarios y sus embarques, se queja de las gestiones diplomáticas de Paraguay y Uruguay ante países europeos y, por sobre todo, expresa su molestia de que las autoridades inglesas hayan concedido audiencia al diplomático uruguayo Cándido Juanicó, que realizaba gestiones para lograr la paz en la región.

Entre las más reveladoras y significativas cartas dirigidas a Mitre desde Europa están las que mencionan el caso de la contratación de mercenarios polacos. El Ejército de Polonia había sido derrotado por Rusia y sus soldados deambulaban como exiliados por toda Europa.

Portada del libro “Un suizo en la Guerra del Paraguay”, de la autoría de Tobler Lopacher.
Portada del libro “Un suizo en la Guerra del Paraguay”, de la autoría de Tobler Lopacher.

“BUEN PRECIO”

El agente Ascasubi informa sobre la posibilidad de contratar un importante número de excelentes y experimentados soldados polacos a muy buen precio para la Argentina. Luego de dar detalles de estos soldados y sus oficiales, en sus cartas Ascasubi informa las condiciones exigidas: que se formara un batallón solo de polacos, que tuvieran sus propios oficiales polacos y que, si se reanudara la guerra con Rusia, pudieran volver. Estas negociaciones no terminaron en ningún acuerdo, por lo que los polacos terminaron siendo contratados en forma individual, como los demás mercenarios.

Otra curiosidad es la carta en la que Eduardo Calvari, cónsul argentino en Italia, informa de las gestiones en Roma para la contratación de más mercenarios. Relata que monseñor Xavier de Merode, ministro de guerra del Vaticano, le ofrecía la posibilidad de contratar numerosos soldados y “poder enrolar los licenciados de los regimientos extranjeros pontificios, que se componen de suizos y alemanes”.

Estas cartas tienen, además de la profusa información sobre la contratación de mercenarios, “los enganchados”, como los denominan en sus cartas, se tiene información de primera mano para el análisis histórico de la época. Son reiterativas las referencias despectivas al Paraguay, a las gestiones de sus diplomáticos y representantes en Europa, así como sobre el intelectual Juan Bautista Alberdi por sus opiniones favorables al Paraguay y ni qué decir sobre el general Francisco Solano López, entonces presidente del Paraguay.

Son cartas en las que, si bien contienen encendidos párrafos de patriotismo y espíritu pacifista, se pueden leer intrigas, disputas personales, negocios particulares entreverados con gestiones nacionales y, sobre todo, el proyecto hegemónico que se consolida luego de la guerra.

PARADOJA

La numerosa documentación sobre la contratación de mercenarios necesariamente nos lleva a la reflexión sobre el sentido de lo nacional y el patriotismo que se enuncian en las cartas y discursos de la época. ¿Cómo se conjuga la contradicción de la masiva contratación de soldados mercenarios europeos para el ejército argentino y la arenga patriotera de llamar a sus compatriotas a defender el suelo patrio?

Especialmente desde Buenos Aires, en su afán hegemónico nacional, se escuchan las más encendidas proclamas sobre el amor a la patria, del honor de los colores de la bandera nacional o sobre el heroísmo de los héroes en defender la soberanía nacional, delatando un acto más de total hipocresía cuando se tiene a la vista la contratación masiva de mercenarios para el combate.

Así, los acalorados debates en los parlamentos y congresos partidarios, gritando y llamando al patriotismo, más parecen un festival de apariencia antes que un real nacionalismo. El manejo de esas contradicciones en sus cartas es lo que amerita, en opinión de numerosos investigadores, dar a Mitre el indiscutido título de mentor de la tragedia de la Triple Alianza.

* Maestría en Historia por la Facultad de Filosofía de la UNA, coordinador del NEPSP y actual miembro del Conacyt.

 

LA Nación 


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