La situación descrita por García no es solo un tema administrativo; plantea serias implicancias para la salud pública. La denuncia de García, quien sostuvo que varios médicos limitaban su atención e incluso abandonaban el hospital antes de cumplir con sus obligaciones, no solo provocó su despido, sino que también resalta una cultura de impunidad que amenaza el sistema de salud en la región. Benítez, al respaldar a García, enfatizó que pedir que los médicos cumplan con sus deberes no debería ser considerado un acto de violencia, sino una demanda legítima en pro de la calidad del servicio.
El apoyo del diputado a García es esencial en una situación donde las voces críticas son a menudo silenciadas. La actuación de las autoridades sanitarias, ejemplificada en el accionar del doctor Guido Duarte y del director de la XIII Región Sanitaria, Saúl Recalde, es cuestionada por Benítez, quien alega que son protegidos por el gobernador de Amambay. Esta protección política alimenta un ambiente donde las irregularidades pueden prosperar sin consecuencias, perjudicando a los pacientes que dependen del IPS para su atención médica.
El llamado a la responsabilidad y a la transparencia que Benítez presenta es imperativo. La salud de la población no debe ser un tema de negociación política ni una cuestión relegada al olvido. Es fundamental que se tomen medidas efectivas para garantizar que todos los empleados del IPS cumplan con sus obligaciones laborales y que aquellos que buscan mejorar el sistema no sean perseguidos. La situación denunciada es una oportunidad para replantear la gestión de la salud en Amambay, priorizando siempre el bienestar de los asegurados y la integridad del sistema de salud.
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